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Era lo que faltaba. Después de luchar hasta la saciedad por los derechos de los investigadores, de pedir por todos los medios que se equiparase la labor investigadora a un contrato laboral por cuenta ajena y de denunciar las calamidades por las que debe pasar un investigador "en España" para poder tener continuidad en su profesión... llegan unos "iluminados" y nos sueltan tan alegremente que se corre el peligro de perder una generación de investigadores debido a la crisis global nos afecta.
Sin embargo, lo que no sabe esta gente es que España lleva muchos años perdiendo generaciones de investigadores. Lo primero de todo, es que no podemos ni siquiera compararnos a otros países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Francia. Y es que cuando se pasa por un periodo de "vacas flacas" lo primero que se hace es ahorrar en lo más prescindible, que en el caso de España, como no, es la investigación.
De todos lo años que llevo moviéndome por diferentes universidades de España, Europa y EE.UU. saco diferentes conclusiones. Lo primero de todo es que la gente que se forma en Universidades españolas es altamente competitiva a nivel internacional. De hecho, los investigadores españoles son muy apreciados en el extranjero por su alta preparación y autonomía para realizar trabajos de investigación. Pero también me he dado cuenta que la imagen que existe en el extranjero del aprovechamiento de estos recursos humanos en el propio país es deplorable. Me comentaba en cierta ocasión un científico francés, de gran reputación y una gran carrera que lo avala, que el proceso de consolidación de una plaza (llámese profesor universitario o investigador titular) o el conseguir una beca para hacer investigación son demasiado duras y selectivas. Además, considerando el gran potencial humano que se forma en los diferentes campos de investigación, se puede decir que la falta de inversión es uno de los grandes impedimentos para que España se consolide como un país puntero en investigación.
Por tanto, yo me atrevería a hablar de "generaciones perdidas". Gente que no pudo continuar con su carrera investigadora en su país porque no tenía opciones reales para seguir en condiciones si no era haciendo investigación en el extranjero. Es más, si lo miramos detenidamente, los investigadores formados en España no son productivos para su propio país, sino que lo son para el país extranjero de acogida. Así es normal que lo primero que se recorte en periodos de debilidad económica sean las partidas para investigación y desarrollo.
El “que inventen ellos” de Unamuno sigue vigente. En España la gran desvinculación de las empresas con la investigación a nivel académico, la regularización del empleo de los investigadores y la financiación tan precaria no hace más que reafirmar los motivos por lo que se encuentra en el grupo de cola en innovación y desarrollo de la Unión Europea. España sólo se salva en términos de educación, con una tasa de población con educación superior por encima de la media comunitaria. ¿Pero de qué sirve todo este potencial si no se usa por el bien de la economía de un país?.
Pero para que exista un cambio notable es necesario un cambio total de mentalidad. Este periodo de crisis no ha hecho más que sacar a relucir las vergüenzas de nuestro sistema económico basado en la cultura del ladrillo y el turismo. Es ahora cuando se ha visto que las potencias más fuertes son las que siguen manteniendo el gasto en investigación y desarrollo... para que "sigan inventando ellos".
Los que hemos optado por esta "vocación", tan poco valorada en nuestro país, seguimos teniendo fe en que habrá un día en el que el gobierno confíe en el potencial que tiene en casa para fortalecer su economía y empezar a codearse con las potencias mundiales en términos de investigación y desarrollo. Y después nos quejamos de que en el extranjero se conozca a España como un país de "charanga y pandereta". En nuestra mano está cambiarlo.
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